POZALAGUA: UN ESCENARIO DE ALTURA

El pasado sábado día 16, el concierto que tuvo lugar en Karrantza resultó ser un gran espectáculo. La belleza del lugar, la maravillosa noche veraniega, la entrega de todas las agrupaciones participantes y del público, junto con una organización exquisita no podían dar otro resultado.

  
Verdaderamente la organización fue digna de admiración: detallista; atenta; profesional; a la altura sin duda de los mayores eventos. Mi agradecimiento y mi enhorabuena, de forma pública, tanto al Ayuntamiento de Karrantza como a la Coral Pozalagua.

Llegábamos al auditorio con mucha antelación, para que todo estuviese perfecto a la hora de comenzar el concierto.




Después de ver la colocación y de darle un último repaso al repertorio, las mujeres de Iraiak fueron las primeras en saltar al escenario. Fue el debut de esta agrupación bilbaína, que con sólo 6 meses de vida estuvo a la altura del evento, mostrando la calidad vocal y la experiencia que atesoran sus componentes. Ofrecieron obras de F. Poulenc, J. Busto, J. Domínguez y X. Sarasola, entre otros. 




Seguidamente fue el turno de la Orquesta del Conservatorio de Torrelavega. Alumnos y profesores del Conservatorio forman un conjunto bien trabajado por su titular David Cubillas. Presentaron piezas de F. Krommer, G. Bizet y P.Mascagni.



Para cerrar el concierto, la coral anfitriona, Pozalagua de Karrantza, junto con Inmakuladako Abeslariak y la Orquesta del Conservatorio de Torrelavega interpretaron la Suite Litúrgica de Eugene Butler. Fue una experiencia inolvidable para mi poderles dirigir en concierto. Después del ensayo que realizamos en Torrelavega la cosa prometía, pero en mi opinión se superaron todas las expectativas.

 



Y después de tanto trabajo y esfuerzo el concierto llegó a su fin, y fue todo un éxito. Personalmente, con la satisfacción de haber realizado un buen trabajo, habiendo aprovechado y disfrutado de la oportunidad de dirigir una obra con coro y gran orquesta, en ese espectacular entorno natural y con la estupenda noche que hacía, no quería irme de allí. No apetecía nada tener que bajar de las alturas.

 




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